Hoy dejamos León y ya nos adentramos en Galicia con destino Sarria. Por medio la temible ascensión al O’Cebreiro, del que todo el mundo nos advierte de su dificultad.
Algo de calentamiento por la mañana antes de arrancar. Esa mañana nos dejamos los DNI de Juan Carlos e Isidoro en el bar del Hostal. Habría que volver por ellos a la vuelta.
Los primeros 20 km de la ruta son plácidos, sin grandes pendientes. Una foto antes de comenzar una ascensión de 18km, con pendientes de hasta un 23%.
Al final todos coronamos. Con mayor o menor dificultad, con mucho calor y sudor en la subida, llegamos al alto en el que nos espera una multitud en fiestas, con mercado y procesión. No es por nosotros, pero lo sentimos como si así fuera.
Decidimos parar a comer en un restaurante en el alto. Buena ubicación pero mala decisión culinaria. Tal vez la peor comida de toda la ruta.
Satisfacción tras haber superado el puerto más duro de toda la ruta.
En el descenso hasta Sarria, nos esperan otros enclaves vistosos. El Alto de San Roque, en el que no desaprovechamos la ocasión de hacernos una fotografía.
Seguimos nuestro descenso hacia Sarria y paramos un rato en Samos, donde el rio que pasa refresca también nuestros sofocos de la ruta. Hay en este pueblo unas bonitas reproducciones de peregrinos de piedra.
Llevamos ya varios días fuera de casa y echamos en falta el cariño de nuestras esposas. Un momento de ensoñación en Samos...
El rio vuelve a servir de terapia para unas piernas bastante cargadas de kilómetros.
Por fin llegamos a Sarria. Esta noche se nos sumarán otros dos peregrinos, Julián y Curro, a los que esperamos con mucha alegría.
Sarria es un pueblo con muchas cuestas para salir de él…
A eso de las 22h, aparecen nuestros amigos y nos vamos a cenar. Estamos deseando contarles…
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