Por la mañana, después de un buen desayuno, cargamos nuestro equipaje en las bicis, que han dormido atadas con varios candados por si a los rockeros les apetecía darse alguna vuelta por ahí, e iniciamos ruta destino a Medina de Rioseco (Valladolid).
Nos esperan 106km de planicie castellana, en la que no se para un momento de pedalear y en la que el viento puede jugarte una mala pasada.
Vamos circulando de dos en dos, por interminables tramos en los que no es fácil encontrar otras personas. Tras un par de horas de travesía del domingo, llegamos al bar Pepin en Alcazarén, donde paramos de buen gusto a tomarnos un redesayuno bastante completo.
Tortilla de patatas, torreznos y champiñón relleno de jamón.
Más tarde llegamos a Simancas, donde el puente sobre del rio Pisuerga nos permite una de las fotos del día. En este pueblo encontraremos una de las pocas rampas pronunciadas del día. Son 600 metros en los que se alcanza una pendiente del 16%.
Los kilómetros van transcurriendo y paramos a comer en Ciguñuela, un pueblo en un alto en el que nos metemos entre pecho y espalda un plato combinado a base de dos huevos, tres filetes de lomo y un buen surtido de patatas fritas. Esto sumado a la tortilla y los torreznos del redesayuno, nos termina resultando en una digestión algo pesada que paramos a remojar en un arroyuelo a la salida de un pueblo ya de la provincia de Valladolid.
Los kilómetros siguen pasando y de tanto en tanto nos detenemos a hacer alguna foto y reponer algo de líquido.
Esa tarde, llegamos a Medina de Rioseco, un pueblo que nos sorprende por su tamaño y ambiente en la calle, aunque nos resulta imposible encontrar un restaurante en el que nos den un buen plato de pasta.
Terminamos cenando unos ricos sándwiches de pollo y salmón, bien regados por unas cuantas cervezas que nos hidratan después de un día tan largo. En el hostal Duque de Osuna, nos lavan y secan la ropa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario