El sábado 3 de septiembre de 2011 no será nunca uno más para Oscar Rodríguez, Juan Carlos Fuentes, Víctor Valladares e Isidoro Marbán. Después de varios meses de planificación, en la que pesó más nuestro sueño que la verdadera convicción de quien se decide a organizar una aventura de este tipo, llega por fin el día en que nos acercamos a Cercedilla para iniciar un recorrido que, durante 8 días y casi 700 km, nos debe trasladar a lomos de nuestras bicicletas de montaña hasta Santiago de Compostela.
Esa mañana gris, en la que Ana nos acerca en coche amablemente hasta las primeras rampas que conducen al alto de la Fuenfría, sentimos cierta agitación. No sabemos realmente cómo van a responder nuestras piernas ante el reto de recorrer una media de casi 90km diarios con unas alforjas acuestas de 10kg de peso que nos hacen sentir que la bici va medio frenada.
A las 9.23h de la mañana, comenzamos nuestra ascensión al alto de la Fuenfría, único puerto que nos espera en las primeras etapas y que nos abrirá el camino a las interminables planicies castellanas.
Tras una hora de ascenso a un ritmo prudente a fin de no forzar nuestros primeros pasos, coronamos el alto para encontrarnos la primera señal que nos informa que estamos en el buen Camino.
Tras un breve descanso, iniciamos nuestro descenso hacia Valsaín rumbo a Segovia y empezamos a saborear, entre lo empedrado de los primeros kilómetros del camino, que esta vez nuestra ruta tiene un único sentido. Que hoy no hay que volver a casa a una hora determinada y que tenemos por delante cientos de kilómetros para disfrutar.
Comenzamos a familiarizarnos con las señales del Camino y Oscar empieza a exprimir el navegador para confirmar que nuestro recorrido coincide que los tracks que tiene cargados de otros peregrinos.
Casi sin darnos cuenta y tras recorrer sendas muy poco transitadas, avistamos la ciudad de Segovia.
En la Parroquia de Santo Tomás, Oscar e Isidoro estampan el primer sello en la credencial que días antes consiguieron en la Asociación del Camino de Santiago de Madrid y que con paciencia deberán ir sellando durante todo el recorrido a fin de obtener la Compostela en Santiago.
Tras una breve parada a pies del Acueducto romano, proseguimos camino con destino a Coca (Segovia), donde acabará nuestra primera jornada.
Durante bastantes kilómetros recorremos caminos poco transitados, con algunos tramos que discurren por el antiguo firme de las vías del tren. Las piedras hacen algo incómodo nuestro avance y a media mañana tenemos la primera incidencia. Un trozo de cable barbado produce el pinchazo en la rueda delantera de la bici de Víctor.
No hay problema, vamos bien pertrechados de cámaras y de parches.
Avanzamos durante varios kilómetros cruzando pueblos en los que no encontramos un solo sitio para comer. Finalmente, llegamos a Añe y decidimos reponer fuerzas con lo que tengan en el bar del pueblo. Nos ofrecen bocadillos que devoramos de buena gana, después de más de 50km de ruta.
Arrancamos una vez repuestas las fuerzas y el sol empieza a calentar con insistencia. Cuanto más nos alejamos de la sierra de Guadarrama, más aprieta.
A media tarde, Víctor vuelve a pinchar la rueda delantera. Hemos alcanzado el pueblo de Santa María de la Nieva y ya buscamos la sombra aunque todavía no nos hemos quitado la chaquetilla de entretiempo. Esperamos que Víctor reduzca el ritmo de pinchazos, porque a esa marcha, no hay repuestos suficientes en toda Castilla.
A pesar de todo, nuestros ánimos están elevados.
En este momento no sabemos que nos esperan casi 20km de recorrido entre arenales en los pinares que rodean nuestra población de destino, Coca, y que nos harán incluso poner el pie a tierra para poder avanzar. Habíamos oído que ese tramo era mejor hacerlo por carretera, pero hemos arrancado con el propósito de hacer todo lo que podamos por el auténtico Camino y en este caso tal vez nos equivocamos.
Finalmente, después de recorrer 95km y de un gran esfuerzo para cruzar los pinares, llegamos a Coca, donde nos espera una gran sorpresa.
Enfrente justo del hostal de la Estación, en el que pernoctaremos, se celebra la primera edición de festival de rock and roll de Coca. Barruntamos ciertas dificultades para dormir esa noche que se confirman plenamente.
Tal vez deberíamos habernos hospedado en el castillo…
En Coca pasamos una tarde agradable y una noche horrible de ruido infernal y con algunos vecinos que incordiaron bastante… en particular nos acordamos de Alicia, a la que estuvieron buscando por el hostal infructuosamente toda la noche. A saber qué estaría haciendo…
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