INTEGRANTES: Juan Carlos, Rodríguez, Javier y Estévez.
Fantástica ruta la que sirvió de
estreno para probar las bondades de la máquina de un servidor. A las 08:30 AM
hora zulú, después de pasar el exigente examen por parte de los cantibikers que
allí se encontraban (inflado de ruedas, postura, altura sillín,….) y de que
nuestro querido Rodríguez tuviera el detalle de prestarme las súper gafas
amarillas que le han llevado al estrellato; Nos ponemos en marcha por nuestra
cuesta favorita (Riochico); ascendiendo con un ritmo grácil y alegre hasta que
divisamos un par de presas en el horizonte y se producen las primeras lijadas
de la mañana (pronto empezamos). Una vez coronamos nos dirigimos por
Colmenarejo hasta el pantano, al que, guiado por nuestro compañero Rodríguez descendemos
por una trialera paralela a la pista, en la que un servidor empieza a sentir
“The Epic Power”.
Una vez rodeado el pantano
cogemos el tramo de enganche por carretera para encarar las trialeras que tanto
les gustan a Javier y a Rodríguez; pasamos el primer tramo a toda hostia
entrancados hasta las cejas (perdón Víctor); llegamos a la presa y una vez se
incorpora JCF iniciamos el 2º tramo; donde se repite la historia; el cabronazo
de Rodríguez empieza a tirar y Javier y un servidor le seguimos a una distancia
prudencial de unos 20 cms.; Es en este momento donde se produce un hecho
insólito que marcaría el resto de la ruta y es que cuando llegamos al último
tramo antes de atravesar el riachuelo, aminoramos el ritmo de marcha y un biker
nos lija a los oscares por la izquierda pero sin avisar ni hostias, claro os
podéis imaginar; trancazo de Rodríguez para cogerle y yo que le sigo con la
mala suerte de que a Rodríguez al cruzar el riachuelo le derrapa la rueda
trasera y echa el pie a tierra, yo que voy muy pegado también me veo obligado a
plantar el pie y no nos queda más remedio que ver cabizbajos como el resto de
compañeros (14 ó 15 tíos) del anterior biker nos adelanta; con el orgullo
herido, los güevos de un toro y la técnica de un pato nos montamos de nuevo en
nuestras máquinas dispuestos a no dejar pasar esta afrenta por alto. Y
efectivamente, empezamos a dar caña al asunto y pillamos al grupo antes de
llegar a la pista que nos lleva hasta “las puertas”; nos ponemos a rueda y yo
les escucho hablar: “Joder que rápido
hemos ido por las trialeras, nunca vamos
tan rápido…”; ¡ya está! Pienso yo, la venganza está asegurada; El grupo de
bikers sigue su ruta confiados, mientras que Rodríguez, Javier y un servidor se
iban colocando las capas y los colmillos y justo cuando me dispongo a pegarles
el bocao en las subida del puente que atraviesa las vías del tren Rodríguez me
dice: “Estévez, habrá que esperar a Juan
Carlos no…?”, en ese momento se produjo un cruce de miradas y un silencio;
¡menudo dilema!, como no podía ser de otra manera finalmente le esperamos y una
vez se reincorporó salimos echando ostias por las parcelas de “las puertas”
buscando al grupo que nos había desafiado pero no los encontramos por lo que la
venganza tendría que esperar.
Ya en el parking de la subida a
Abantos, tras reponer fuerzas, hacernos algunas fotitos y espantar el fantasma
de los calambres de Javier empezamos a subir con un ritmo alto que
mantendríamos hasta coronar las zetas; proseguimos camino y en vez de subir a
Malagón giramos a la izquierda para bajar por las otras zetas (las de las
raíces y piedras que tanto le gustan al Presi) hasta El Escorial; Rodríguez
encabeza la bajada y le digo a Javier que pase delante; En la primera curva me
noto seguro , adelanto a Javi por el interior de la misma y me pongo a rueda de
Rodríguez. En esto que el destino se pone de nuestra parte y nos encontramos
subiendo al grupo que nos había desafiado; imaginaos, por esos senderitos tan
estrechos, nosotros bajando a toda ostia…..; creo que excepto el primero que
tenía un poco más de espacio el resto de los bikers se vieron obligados a poner
pie en tierra. Lo cierto es que hicimos lo posible por echarnos al máximo a la
derecha, ya sabéis que el Cantibiker es un animal noble pero en este caso no
pudimos evitar joderles la subida a los chavales. En fin ya no se puede hacer
nada ¡A TOMAR POR CULO!
Con la venganza cumplida
iniciamos camino a casa por el camping de El Escorial, donde un servidor
trataba de evitar los charcos para no ensuciar mi bici nueva hasta que estos
cabrones empezaron con las escaramuzas. Ni charcos ni hostias; por el medio y a
tomar por culo; nos pusimos de agua hasta las cejas (perdona Víctor) y no sólo
nos lijamos a bikers sino también a mujeres, ancianos y niños. (Creo que Javier
hizo un amigo en uno de los charcos); Al final del tramo hubo sacada de codos
al más puro estilo JCF.
Una vez concluidas las
escaramuzas llegamos a la Ermita donde no paramos y seguimos camino
descendiendo hasta el pantano por trialera en vez de pista. Encaramos la cuesta
Javier que subimos a un ritmo potente y atravesamos Colmenarejo; pasamos por la
cuesta Curro y nos disponemos a bajar Riochico: Rodríguez, Javier y yo bajamos
juntos, quizá un pelín rápido…. Vamos a ver…….; yo es la primera vez que bajo Rio Chico dando pedales y apretando en los tramos chungos. De hecho
Javier nos confesó que creía que esto estaba degenerando.
En cuanto a las Sensaciones en
las bajadas me quedo con las palabras de JCF: “Estévez quien te ha visto y
quién te ve”.
En definitiva ruta muy bonita en
la que hubo de todo y por supuesto como siempre gran compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario