lunes, 6 de abril de 2015

CRÓNICA VI DE LOS “7 MAGNÍFICOS” EN EL CAMINO DE SANTIAGO:


CAPÍTULO 6: GIJÓN – LUARCA (111 KMS. – 1.600 MTS. DESNIVEL)

Después del desayuno en el hotel nuestras peores pesadillas se hicieron realidad; Javier regresó de casa de Diego con el culote desgarrado y dos pendientes en su mochila; hay integrantes del grupo que afirmaron haberle visto con un clavel en la boca, yo no lo ví, por eso no haré sangre, pero a día de hoy todavía hay muchas preguntas sin respuesta.

Con un respetuoso silencio por la situación partimos hacia Avilés al que llegamos a través de un polígono de plantas químicas y metalúrgicas; paramos a Redesayunar la empanada que el día anterior nos había traído Jesús (el primo de Isi); Proseguimos camino y el paisaje cambia  radicalmente a mejor; llegamos a Cudillero donde paramos a tomarnos una Coca-Cola y sacarnos algunas fotos.

Abandonamos Cudillero a través de unos rampones y una vez más Berni, buscando su oportunidad nos pierde por un monte haciéndonos meter por unos terraplenes con zarzas. Inmediatamente se le retira la confianza y surge un intento de motín en el que cada uno decía una cosa y quería tirar para un lado; aquí hubo varias “dadas y retiradas de confianza” a distintos componentes del grupo, según soplara el aire….alguno de los guías perdió hasta dos confianzas seguidas ( -2 de confianza) fue una escabechina. Al carecer de alternativas decidimos tirar “palante” hasta llegar a San Martín de Luiña, donde paramos a comer un menú ligero con el fin de no coger muy pesados la bici, compuesto por fabes, ensalada, parrochas, chosco y arroz con leche + tarta de queso (Javier dos raciones).

Tras la saludable comida partimos confiados hacia nuestro destino ya que solo faltaban 35 kms. Para llegar, lo curiosos es que al cabo de la hora y pico seguían faltando 35 kms. En esto que empieza a llover y proponemos ponernos los chubasqueros; Rodríguez tirando de estrategia decide que es mejor que nos los pongamos al final de la ruta o como mucho al final de la bajada, una vez ya mojaditos; finalmente cada uno se lo pone coordinadamente cuando le sale de los cojones. Una vez puestos los chubasqueros deja de llover a los dos minutos y paramos a quitárnoslos… ¡¡ y aquí viene la juagada!!: de manera esquinada y torticera el Presi y Rodríguez salen por patas, Javier se huele la tostada y sin avisar sale detrás de ellos y en un tono de voz que solo escucha el dice “voy tirando”, un servidor que se percata sale marcha atrás para no levantar sospechas de manera que cada vez me alejo más sin perder la cara a los que quedaban; de esta manera dejamos a Esteban con Berni y Víctor al grito de “cabrones me vais a reventar”. Un servidor alcanza al grupo de cabeza (Presi, Javier y Rodríguez) y avisa de que se ha abierto la caja de los truenos; nos íbamos descojonando imaginando como vendría Berni por lo que decidimos esperar al grupo retrasado para verle; efectivamente no defrauda y aparece como un torito echando humo por todo el cuerpo como una sopas de ajo; el remate de la jugada fue que cuando pasa por delante de nosotros una niña en una BH le mete una lijada en un repecho. En silencio y sin hacer comentarios proseguimos y llegamos a Luarca donde nos damos cuenta de que la casa está en un monte de 2 kms. De subida con un 15% de desnivel. Antes de subir estuvimos buscando otras opciones de alojamiento pero finalmente no nos quedó más remedio.

Al acometer la subida Berni dice que le esperemos, que tiene que ir a mear y en una oscura maniobra se toma las proteínas en el servicio del bar saltándose el reglamento de hacerlo todos juntos.

Ya en la casa rural, lavamos las bicis y la ropa y bajamos dando un paseo para cenar a la “Sidrería Oviedo”; tras la cena paseíto para arriba y a dormir.

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