CAPÍTULO 9:
06.09.2014/ SOBRADO DOS MONXES– SANTIAGO DE COMPOSTELA (70Kms. 960mts.
De desnivel).
Esa mañana nos levantamos con el
susto en el cuerpo, ya que alguien habría cometido una fechoría, probablemente
a altas horas de la madrugada y amparado en la oscuridad de la noche: La
camiseta preferida de Valladares aparece con unos galones blancos bastante
sospechosos en la pechera y este con bastante dolor por todo el cuerpo; se
desconoce la existencia de arañazos. Este hecho aún sigue siendo un misterio y
se suma al del desgarro del culote de Javier en Gijón. Demasiadas preguntas sin
respuesta a día de hoy.
Tras un fallido intento de
descubrir al culpable decidimos bajar a desayunar para calmar los ánimos. La
cosa sigue pintando mal, solamente podemos tomar un triste croissant atendidos
por una camarera aún más triste. La cosa se complica, se acerca un perro-flauta
nacionalista catalán y nos pega una charla del 15 contándonos su periplo por el
camino lo que nos obliga a engullir el croissant y ponernos el traje de ninja,
tras soltar la bomba de humo desaparecemos del bareto y aparecemos en la puerta
del monasterio (espectacular por cierto). Recorremos sus estancias al estilo
cantibikers, esto es sin permiso, y naturalmente nos echan… nos vamos por que
queremos y por educación.
Regresamos al hotel a recoger las
bicis y la señora que lo regenta no nos deja marcharnos ya que había
desaparecido la llave de la habitación de Rodríguez y el Presi; finalmente
aparece y “Los carrozas del 2º piso” que es como nos había definido Ana, la
mujer del presi, nos podemos ir. Antes de marcharnos ejecutamos “la venganza estándar”
dejándole a la señora todos los tiestos llenos de papales de geles chupaos.
Partimos confiados de que vamos a
tener una ruta fácil pero tras los primeros cuestones nos damos cuenta que no
va a ser así; A medida que avanzamos y debido al paupérrimo desayuno se produce
una bajada de glucosa en ciertos miembros del grupo que empiezan a reaccionar
agresivamente y a no comunicarse con el resto, ante esta circunstancia
empezamos a buscar un “super” cercano para comprar algo.
Berni, buscando su oportunidad, se
erige en guía y aprovechando nuestra condición veleta nos indica que le
sigamos, que ha localizado un “super” a 1,3km, después de pedalear durante 45
minutos nos comunica que se ha equivocado ya que en realidad eran 1,3 millas
náuticas; de nuevo retirada de confianza a este sujeto.
Conseguimos llegar a Arzua,
primero nos comemos unos plátanos y luego compramos queso y pan, al tiempo que entre
todos tenemos que parar en seco a Javier para que no se atiborrase de pasteles
y empanada.
Redesayunamos con allanamiento de
morada en un jardín rústico de una casa particular y proseguimos ruta a través
de un sube – baja constante hasta llegar a “Casa Dolores” donde hacemos un alto
para tomar una cerveza de la casa y escribir unos deseos en las botellas vacías,
tal y como manda la tradición.
Retomamos ruta y nos encontramos
con un “chico zombi” al que Valladares, preocupado, le pregunta por su estado
de salud y este le responde que va bien, que va en su mundo así que ¡ a tomar
por culo! Continuamos camino y pasamos a unas peregrinas inglesas que nos dicen
“ÑAM, ÑAM…..”, ante nuestras risas estas se sienten cortejadas; ¡vamos que
técnicamente se podría decir que semifollamos!, la cosa va subiendo de tono y
optamos por colocar a Esteban de pantalla pero no le hacen ni puto caso,
buscaban “choto añejo” lo que nos obliga a poner pies en polvorosa.
Comienza a llover, lo que nos
obliga a parar en un refugio y colocarnos los chubasqueros, afortunadamente fue
una tormentilla que no duró mucho y que permitió incluso que llegásemos con sol
al sitio donde tres años antes habían comido nuestros antecesores del camino. Fue
inevitable sacar una foto comparativa y señalar las cuatro diferencias.
Comenzamos a subir al “Monte do
Gozo” temiéndonos lo peor ya que lo esperábamos mucho más duro, pero cuando nos
quisimos dar cuenta ya estábamos arriba lo que provocó la alegría general del
grupo.
Tras sacarnos las fotos de rigor bajamos a Santiago y en la entrada de la ciudad, incomprensiblemente el presi hace caso de las indicaciones de Esteban y se pierden los dos; tardamos un rato en encontrarlos pero finalmente aparecen con la cara desencajada. Continuamos y a 500 metros de la catedral Berni pincha la rueda trasera, venga no pasa nada la arreglamos y seguimos…. A 300 metros de la catedral Berni se encuentra con su cuñada a la que saluda “hola como estás?” sin bajarse de la bici y sigue, ¡¡ a tomar por culo!!
Por fin encaramos la Plaza del
Obradoiro a la que accedemos con una organización perfecta: Rodríguez entra el
primero a su bola, le sigue Víctor desconcertado que empieza a dar vueltas el
solo por la plaza mientras el resto estaban parados y esperando como cinco
perrillos a que nos llamasen para entrar.
A pesar de la chapuza de entrada
la sensación de alegría y plenitud al avanzar con las bicis por la plaza fue
total; Con la emoción en el cuerpo pasamos a visitar la catedral y a besar al
Santo dándole las gracias por el
fantástico viaje. Más tarde fuimos a sellar la Compostela y ya con el
manuscrito en la mano nos retiramos a hotel.
Como el cantibikers es un animal
de costumbres cenamos en la pulpería donde tres años antes lo habían hecho
nuestros antecesores; también nos fuimos a sacar la foto en la whiskería donde
estos también habían estado pero esta vez no entramos, la otrasi.
Como colofón nos fuimos a tomar
unas copas a una terraza ya que la noche era muy agradable, donde disfrutamos
de nuevo recordando anécdotas de nuestra aventura, poniendo verdes a los que no
estaban y terminando juntos como todas las noches la crónica de este viaje
inolvidable.
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