sábado, 12 de noviembre de 2016

Etapa 4 Camino de la plata 2016

CUBOS DE TIERRA DE VINO – TÁBARA (107 KMS – 806 MTS. DESNIVEL).
 
 
A pesar del kill-puff en mal estado, que provocó a lo largo de toda la noche tenues ráfagas de olores con variopintos matices y de haber estado con las ventanas abiertas a cal y canto tras el coñazo dado por Víctor, amanecimos descansados y con buenas sensaciones de cara a la ruta que nos esperaba, aunque un poco tristes ya que el Presi se tendría que ausentar durante un par de días de nuestra aventura y existía cierta preocupación por miedo a luchas internas por el vacío de poder.
 
Tras comprobar que el eyaculador enmascarado no había actuado tampoco esa noche, nos dispusimos a apretarnos un desayuno de bandera que nuestro querido anfitrión Filiberto nos había preparado. Poco a poco fuimos saliendo de nuestros aposentos para sentarnos alrededor de la mesa, cada uno con su estilo….había gente que salía totalmente vestido, por ejemplo Rodríguez, otros salían con su bañarcillo (prenda que causaría furor a lo largo del camino y que terminó siendo solicitada por varios miembros del grupo), como por ejemplo Estévez; Otros salían en casi en pelotas y rascándose los güevos, como por ejemplo Nacho; Pero esa mañana todos estábamos pendientes de si aparecería “La Dama de Elche” o Jesulín; finalmente fue una mezcla entre los dos; Berni apareció con la sonrisa forzada de Jesulín y las ensaimadas laterales de La Dama de Elche; y es que todavía acusaba el duro golpe del día anterior.
 
Una vez estuvimos todos sentados, incluso Patrick (el alemán errante), realizamos un vídeo para felicitar el cumpleaños a nuestro querido Raúl (baja importante de última hora de la que costó recuperarse anímicamente).
 
Tras terminar de desayunar, nos ponemos en marcha hacia Zamora por carretera para reparar el radio de la rueda de la “todavía dama de Elche”. Creo que fueron unos 30 kmsaproximadamente de sube-bajas en los que Nacho ejecutó a la perfección la técnica de la goma llegando a ser esta hasta de ukilometro. Cuando ya avistábamos la ciudad en el horizonte a Estévez se le ocurre pinchar en el arcén de la autovía (existe documento gráfico del pinchazo), pero rápidamente Berni, que a medida que nos acercábamos a Zamora se parecía más a Jesulín, lo solventó en 15 minutos.
 
Una vez en la ciudad Berni se tuvo que ir a “Deportes Lastra”; tienda un poco más especializada para reparar su radio, donde le trataron de lujo. Al igual que al resto de los Cantibikers que nos quedamos en Bicis Duero donde su dueño Daniel, con una paciencia infinita solventó todos los problemas técnicos que tuvimos, ajustando cambios, cambiando cubiertas,… etc.. Por cierto, aprovechando que todavía había síntomas del semitueste torrefacto natural del día anterior presente en Estévez y provocadosin duda alguna por un tiramisú en mal estado, algún cabrón le metió en sus alforjas un bote de desengrasante que pesaba un huevo.
 
Reanudamos la ruta atravesando la ciudad para salir a paisajes esteparios con caminos de tierra rojiza y bastante guijarro pequeño que endurecería este tramo de la ruta, además el termómetro empezaba a subir lo que nos obligó a hacer una breve parada de refrigerio en Montamarta para luego continuar hasta Grajal de Moreruela, donde se pactó entre todos los componentes que el primero en llegar al pueblo tenía que ser el Presi, cosa que le alegró mucho hasta que viendo que faltando unos escasos 500 metros para llegar al pueblo allí no aflojaba ni Dios y no había atisbos de querer hacerlo por lo se vio obligado a darnos un sutil toque de atención que llegó a nuestros corazones a través de nuestros oídos y que finalmente hizo recapacitara la tropa para que esta se parase a peinarle, colocarle bien el maillot y unos palos sujetándole la espalda que le daban una posición más erguida y marcial (algo parecido a lo que hicieron con el Cid en Valencia pero con un par de pulsaciones más), y es que nada podía fallar ya que Ana Y Elvira nos esperaban en el restaurante “La trucha” para comer y llevarse al Presi de vuelta a Madrid.
 
Comimos estupendamente y en muy buena compañía, y aunque nadie quería ver al Presi marchar tuvimos que darle un abrazo de despedida y ponernos en marcha con unos confortables 41 grados a la sombra (todo el mundo sabe que la temperatura ideal para un cantibiker se encuentra entre los 35 y 45 grados y lo que esté por debajo tiene riesgo de helada).
 
Caminos muy duros, con piedra suelta, reventones….vamos lo ideal para después de comer. A medida que avanzábamos se podía apreciar que el paisaje iba cambiando y la aridez que nos había acompañado desde el principio se transformaba poco a poco en verdor. Al finalizar este tramo de caminos fuimos a parar a un pantano, el cual nos detuvimos a observar y sacarnos algunas fotillos; lástima que no tuviera embarcadero porque nos hubiésemos dado un chapuzón de buena gana.
 
Tras el respiro nos toca subir un puerto de unos 8 ó 9 kmspor carretera en el que Nacho pincha y Juanqui aprovecha para hacer el caniche; los demás fuimos tirando tranquilos hasta coronar el puerto y encarar la parte final de la ruta a través de tramos rápidos de carretera donde Javier, gracias a la generosidad de Víctor pudo merendar pincho moruno, pechuga de pollo y algo del famoso bonito de Grajal de Moreruela, cuando ya no quiso más se puso delante para guiarnos a través de caminos llanos pero con piedra suelta hasta nuestra ansiada Tábara.
 
Somos recibidos con alegría por parte del personal de hotel al grito de “Esto no está incluido en el precio, tenéis que pagarlo a parte”…repitiéndolo como 5 ó 6 veces ante la mirada pérdida de Nacho que debido a su estado no entendía nada.
 
Tras agradecer dicho recibimiento nos duchamos y bajamos a cenar donde tuvimos la suerte de que la “maravillosa y simpática Heydi Klum de Tábara” nos sirviera. Después nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo, que era feo de cojones y a la cama con el miedo en el cuerpo ante un repentino ataque del eyaculador enmascarado.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Etapa 3 Camino de la plata 2016.

Fontiveros - Cubo de Tierra de Vino
 
El embrujo de nuestros dulces lechos nos impidió partir antes de las 10 am, y dada la distancia planificada por nuestro tour operador, Víctor, para el día, 117 km, las sospechas de que otra vez nos cazaría la noche nos acompañarían durante el camino, por algo el Cantibiker es un animal de costumbres.
 
Y hablando de costumbres Cantibiker, aquella de que cada aberroncho lleva un gps en la cabeza, nos hace iniciar la ruta de un modo algo disperso, sin encontrar muy bien la orientación, vamos como pollo sin cabeza, hasta que nos reagrupamos a la salida del pueblo, y unimos nuestras trayectorias hacia un mismo destino. Rumbo que transcurre paralelo a la Autovía de la Plata, cruzándola en numerosas ocasiones hasta llegar al pueblo fantasma de "Manceda de Abajo", dónde, continuando con la costumbre, nos disponemos a localizar el bar de la plaza, gracias a Rodríguez (profesional de la hostelería..., para que quiere alguien el último modelo de Garmin, si no es para localizar garitos), donde nos dispusimos a re-desayunar un amplio surtido de canapés variados. Sin saber cómo ni de dónde, de repente, en un abrir y cerrar de ojos, la parroquia comenzó a animarse con lo más granado de las juventudes lugareñas, para delirio de Nacho "el de Segovia", denominación de origen con la que se presentó en sociedad.

Así pues, aprovechamos "la fresca" para proseguir nuestra ruta hasta el siguiente pueblo, La Turra, donde arribamos disfrutando de unos agradables 46 grados, lo que nos obligó, sin premeditación ni alevosía, a buscar refugio en la única posada del pueblo, una "bucólica" nave acondicionada a modo de bar, en la que la temperatura solo rondaba unos "gélidos" 38 grados.

Una vez regulados nuestros niveles hídricos..., ponemos rumbo a Salamanca por Luna Pequeña, donde las condiciones meteorológicas mejoraron considerablemente, permitiéndonos participar de unos de los momentos de la jornada: una recta de unos 6km, con una ligera brisa en contra, a 41 grados centígrados...., donde va a parar!!!

La entrada en Salamanca se realiza sorprendentemente de forma agrupada, liderados por nuestros guías Víctor y Estévez, que juraron conocer la cuidad como la palma de su mano... Al parecer, el último PGOU, plan general de ordenación urbana, supuso tal reestructuración que tuvieron que parar a preguntar en varias ocasiones como llegar a la Plaza Mayor.... Una vez ubicados, fotos de rigor (nuevamente hicimos "luz de gas" a Rodríguez, en su afán por encaramarnos a cualquier escenario..., que persistencia la de esta criatura) y parada y fonda a deleitarnos con una obligada, a la par que merecida opípara comida, acompañada del tradicional  tiramisu pajarero que acaba con Estévez explorando los territorios de Morfeo..., incluso sin navegador!!

A los 200 metros de arrancar, detectamos un olor que, de no ser porque por segundos, volvimos a recordar que nuestro Camino era en bici, hubiéramos jurado que se nos había quemado la junta de alguna culata, pero no..., era el cogote de Nacho!!! Ipso facto, la manada se ve obligada a detenerse para que el "ayuda de cámara" Estévez, solvente la incidencia, procediendo a "darle cremita"...

Una vez que conseguimos reanudar la marcha, encarrilando al rebaño por la buena senda, se produciría uno de los hechos relevantes del viaje, que marcaría el devenir de las próximas etapas, sobre todo para algunos: Berni sufre la rotura de uno de sus radios (de la rueda, no del brazo, aunque por su rostro, pura réplica de la "dama de Elche", dudamos sobre qué le habría dolido más), acontecimiento imprevisible teniendo en cuenta la certificación de calidad ISO 9016, que exige a todo el material que le acompaña en sus "desafíos extremos". Es desde este momento cuando pasa de ser Maverick a simplemente "un mic en la cola", al que acabaron adelantando hasta ciclistas modelo "b'twin", y calcetín blanco. Como  Dios aprieta, pero no ahoga, pasó a viajar en "bussines", con porteador incluido: Víctor, gran deportista y mejor persona

Así las cosas, y a punto de alcanzar El Cubo de Tierra de Vino, Juan Carlos intenta tener su momento de gloria, lanzándose en un ataque sorpresa a meta, mal planificado y peor ejecutado, ya que no contaba con el despertar de la garrapata agazapada, que hasta ese momento juraríamos que estaba hibernando, pero que desplegó sus mejores armas de ciclista para acabar fulminando por centímetros el osado sprinter; Javi, pensábamos que seguías viendo a Ana Rosa....

Estévez, aún no habiendo disputado este sprint final, se deshidrato por empatía, obligándonos a activar los gps en busca de algún dispensador de coca cola, es decir, bar.

Tras reponer fuerzas, nos dirigimos al alojamiento más singular de toda la travesía: la humildad del lugar era inversamente proporcional a la exquisitez de la atención del matrimonio que lo regentaba, que nos agasajo como si fuéramos los últimos peregrinos sobre la faz de la tierra. Allí conocimos a Patrick, el "noveno pasajero" de la familia Cantibiker, con quien tuvimos el placer de disfrutar esa noche. 
 
 
PD: Una cena merecedora de, al menos, una estrella Michelin, maridada con EL VINO (nunca unas mayúsculas estuvieron más acertadas).
PD1: Un gran viajero llamado Patrick. 
PD2: La naturalidad fisiológica de Nacho.
PD3: La talla de Estevez versus la talla de su cama (definitivamente, el tamaño sí importa).
PD4: Cuando un kill paff pasado de fecha se confunde con armamento químico, que lavar la ropa frotando sobre una piedra sea de lo más "vintage".
 

 

domingo, 6 de noviembre de 2016

Etapa 2 Camino de la plata 2016.

Amaneció en nuestras cabañas un poco tarde por el festival que vivimos el día anterior.

"Villa Risueña", habitada por Berni, Estevez, Víctor y Javier.
Y "Can Coral", con ilustres huéspedes como El Presi, Juan Carlos, Nacho y Rodríguez.

El toque de diana viene acompañado de las risas nerviosas de Estevez y Javier, al recordar los miedos que pasaron en el tramo nocturno de la ruta del día anterior. También descubrimos que Nacho, nuestro fiel roncador, esta falto de cariño y hay que prestarle una atención especial por las mañanas.

Así que a las 8:30, y ataviados con nuestras mejores galas, a excepción de Berni, que os deleitó con unas chanclas impropias de un "Cantibiker", nos dirigimos a atemperar nuestros famélicos estómagos a la cafetería del camping.  Son las 10:00 am y nos disponemos a dar comienzo a la segunda etapa; entiendo que la experiencia nocturna vivida hace menos de 12 horas ha dejado una impronta morbosa en mis compañeros, y en el ambiente vislumbro ánimos de alargar infinitamente la jornada para volver a llegar de noche, de nuevo..., concluyo que existen diferentes puntos de vista sobre el concepto "tiempo".

Abandonamos Fontiveros, para adentramos en la quietud de los caminos de tierra, tramos que ascienden y descienden para disfrute de la manada de forma más o menos agrupada, para terminar en una bajada espectacular que desemboca en el pueblo de Cardeñosa, donde damos buena cuenta de un "frugal" tentempie en el audaz Bar llamado "Paloma"  en la calle Paloma, consistente en bocadillos de pollo con ensalada regados con cerveza. Al partir, el tabernero nos avisa de la dureza del puerto que hay a la salida del pueblo...., evidentemente no se nos ocurrió ni valorarlo..., por qué no tuvimos en cuenta la sabiduría popular???

Así pues, los estómagos llenos, y los bidones repletos de agua, encaramos la subida al puerto del "El Herradon", avanzando por un camino paralelo a la carretera, de la mano de Berni, al cual desoímos a las primeras de cambio, pensando que solo son 7km, y lanzandonos a subir por esa senda que al principio parecio idílica, después se volvio intransitable por las piedras, y termino convirtiéndose en infernal. Berni, Estevez, Víctor, Javier y Rodríguez suben con falta de aire pero sin dar muestra de ello (un Cantibiker jamás se asfixia), en algunos tramos hasta empujando la bici por prescripción mecánica (un Cantibiker nunca se baja porque el camino sea complicado) y momentos de pánico controlado (si un Cantibiker ríe sin motivo, no es por miedo, es por crear buen ambiente)... Más tarde, avistamos a Juan Carlos, que debió subir solo todo el tramo, y los últimos Nacho, El Presi y mimo, (Presi: sabemos que lo viste).  

Mientras esperamos a los últimos en la cima, la preocupación se incrementa al ver el rostro de Juan Carlos, rayando la sobredosis de geles, encharcandose a base de litros y litros de agua..., esa mirada perdida.... Ese membrillo...

Una vez reagrupados y recuperados, nos lanzamos hacia la siguiente meta volante, Ávila, la cual volvió a perder Berni por escasos centímetros. Parada para comer y preparar la entrada triunfal a la ciudad amurallada, gracias a nuestro inestimable mecenas que nos agasajo con un recibimiento acorde a nuestra categoría, al estilo "Tour de Francia", con su podio y su espectacular rubia, obsequiando a nuestro ilustrísimo presidente con la tradicional banda conmemorativa. Solo falto la sesión de regadío de Moet Chandon para regular la temperatura de la manada, disparada por la sugerente puesta en escena....

Una vez finalizada la sesión de "photocall" de rigor, pusimos rumbo a Cardeñosa, donde fuimos testigos de una situación paranormal, que marcaría nuestras vidas y que seguramente jamás volveríamos a presenciar (o si): Berni pincho... Momento en el que Nacho, sin fundamento ni preparación conocidos, asume las riendas de su destino y trata de continuar la marcha el solo, con la única compañía de su GPS, hasta que se siente vencido por las flechas de aquel aparato diabólico que se empeña en enviarle señales contradictorias, cuál "triángulo de Las Bermudas", y se pierde a los 25 m de dejarnos. Afortunadamente Juan Carlos, sin el apoyo de tecnología alguna y simplemente echando un vistazo, le recupera cuando ya estaba entrando en "fase pánico", devolviéndole a la manada sano y salvo.

En la entrada a El Oso, nos vuelven a recibir con otro escenario, y a pesar de la obsesion de Rodríguez por el mundo de la farándula, la manada redujo a cenizas sus deseos de pisar esas tablas y dar rienda suelta al espíritu artístico que le corroe por dentro, decidiendo continuar la ruta hasta Papatrigos, donde hacemos una última e incongruente parada de avituallamiento en el Bar La Plaza (Presidente, sic), dando pie a que nos alcanzase innecesariamente la noche y revivir los terrores nocturnos.

Así que cuando el sol se está ocultando, decidimos partir, no sin antes tener que arrancar a Nacho de las garras de aquella cerveza con pincho de chorizo, bajo en calorías, que le tenía inmerso en un estado de hipnosis profunda. El último tramo transcurre por una pista muy "agradable" para nuestras amortiguaciones (y para las de nuestra bicis también), momento en que "las folclóricas", ante el miedo a la oscuridad, deciden saltarle a Estevez los empastes (Estevez, es por tu interés profesional) con un sprint especial de 8 km a 36 km/hora, mientras el resto de la manada los hace disfrutando de sus luces, a ritmo de "Verano azul".

Una vez en destino, Fontiveros, buscamos nuestro modesto alojamiento, que nos sorprende con todo un despliegue de "lujo asiático", con camas "king size" y duchas dignas de spa 5 estrellas, de las que damos buena cuenta antes de ir a cenar al mesón María José, donde fuimos testigos de una situación paranormal, que marcaría nuestras vidas y que seguramente jamás volveríamos a presenciar (o si) (juraría que esto ya lo había vivido): Berni casi se come un torrezno, es más, incluso lo tuvo en sus dedos..., afortunadamente solo fue un segundo debilidad y pronto recuperó la cordura, encauzándose a su tradicional sustento: la ensalada.

Para terminar la durísima jornada, y a modo de sesión de estiramiento (estirar es de chicas, dependiendo de lo que nos espere al final) paseamos hasta el hotel para tomar un licor digestivo que metabolice las calorías previamente ingeridas (que no por vicio), momento en el que él Presi hace alarde de su flexibilidad cervical, deleitándonos con un escorzo de cuello, dificultad nivel 10, ejecutado a la perfección, que le podría haber reportado, como mínimo, diploma olímpico.
 
 

martes, 1 de noviembre de 2016

Etapa 1 Camino de la Plata 2016.

Las Rozas - Valmaqueda. 45 Km


Así pues, llegó el momento de partida de la familia Cantibikers para visitar al Apóstol Santiago, abandonando los miedos, rencillas y entonando cantos regionales, para convertir a la manada en un ejército espartano, único y compacto; todos menos uno, pero eso vendrá más tarde. 
Punto de partida inicial, como marca la tradición: la sede oficial…???

No: Estévez cambia la convocatoria en el último momento, sin explicaciones, aunque más adelante descubrimos que el motivo fue facilitar a Patricia, nuestra “community manager”, plasmar testimonio gráfico de la épica salida. Esta es la versión oficial…
Otra sorpresa en nuestros pasos iniciales fue la presencia de nuestro camarada Raúl, acompañante voluntario en esos intensos primeros kilómetros del peregrinaje. (Gracias amigo)

Todos limpios y aseados, con nuestras monturas engalanadas, ponemos rumbo a Santiago, encaminándonos desarraigados a Río Chico, “photocall” oficial de la salida, además de escenario testigo del duelo, Victor versus Berni, o lo que es igual “El Porteador” contra “La más Grande”, de las Faraonas, se entiende. Enfrentamiento que, sin duda, no dejaría impronta en los anales de la Historia de la honestidad teniendo en cuenta la estratégica, a la par que ilegal, ubicación. de “El Porteador” en la foto oficial, mientras su compinche, "El Tirones" Estévez, le hacía “la trece catorce” a un desasosegado Berni, que se abstrajo del mundo una vez se dio el pistoletazo de salida, y desapareció como alma que lleva el diablo en busca del “canoso serpha” pensando que el Destino únicamente le depararía 5 km de subida, 40 grados centígrados y 190 pulsaciones, le sorprendió con un Víctor escondido tras la maleza de la primera curva dejando que “el de las series” se desgastara inútilmente!!!
La manada continúa ascendiendo con sosiego, disfrutando de los primeros km de recorrido entre gracietas y chascarrillos, hasta que al Presidente le estalla, literalmente, la rueda trasera, la temperatura ha tenido algo que ver, así que como es imposible el arreglo decide volver sobre sus pasos durante 3km y esperar a que su mujer le haga de coche escoba, primero para ir a una tienda para reparar la rueda y después para acercarle a Colmenarejo que es donde le esperaremos.

Mientras los “guerreros picados” continúan en la cima de Rio Chico a la espera del resto de espartanos, la Vida le devuelve a Víctor su talante jocoso, cuando su cable del cambio, fiel compañero desde aquel año 2000, de tan alta calidad, y tan digno origen (Desguaces La Torre), comienza a decir adiós.

En Colmenarejo, el equipo de mecánicos de Duo Bike, anunciaría el fatal diagnóstico: rotura total del cambio. Por suerte y como buen porteador, disponía de un recambio de X0 que los ingenieros herreros consiguen reparar tras desoldarle la patilla (Víctor hay que cuidar más esos detalles; no es propio de ti…., las piezas no se pegan con superglue…).
Tras la reincorporación del Presi y rondando las 19:30, únicamente hemos conseguido recorrer 13 km en casi 3 horas, una media impropia para los Cantibikers…, al menos, para algunos.
Con el objetivo de ganar tiempo de luz, decidimos avanzar por carretera a El Escorial, sólo 5 km, tramo en que “el Segoviano” da sus primeros “gomazos”,  y una vez allí, enlazar nuevamente con el camino, pasando por Zarzalejo. En la salida, con nocturnidad y no se sabe a ciencia cierta si con alevosía, Estévez decide pinchar la rueda trasera sembrando el pánico en los mecánicos del grupo. Afortunadamente, y como siempre, pudieron contar con el inestimable apoyo de Rodríguez, el Presi y Nacho, que observaban la escena desde lo alto de un cerro, bajo la luz de las estrellas.

Una vez reparado el pinchazo, con la celeridad y profesionalidad de cualquier “pit line” que se precie, y ya con las luces encendidas, los que llevaban, claro, comenzamos el descenso a Robledo de Chabela, por el camino de piedras, donde Javier nos desvela sus miedos nocturnos y Nacho su ausencia de ellos, donde Berni aterriza raspándose la pierna y rajando la cubierta lo que le obliga a echarse la bici al hombro durante 2 km hasta encontrar una farola donde poder vulcanizar la raja.

 Son las 23:00 y tras confirmar que el bar del camping estaba cerrado, decidimos quedarnos a cenar en Robledo y después hacer los 5 km hasta el camping de Valdemaqueda, primera pernocta.