Una vez que los espectros vuelven a la vida tras un sueño reparador, reponemos fuerzas con un desayuno a las 9:00 de la mañana, todos menos los caniches, Esteban y Berni, que por motivos aun desconocidos decidieron abandonar la concentración por la puerta de atrás. Otros que también nos abandonaron fueron Ricardo y Jandro, con una excusa poco creíble, se habían olvidado los manguitos y el flotador en Madrid, por eso no podían acompañarnos a la aventura acuática que nos había preparado Víctor por sorpresa. Bajada en canoas por El Tajo, al estilo David Cal.
La verdad es que esta aventura tenía bastantes puntos negros y no ofrecían garantía de seguridad alguna, el agua estaba un poco fresca incluso para los pingüinos, es que se me trasparenta el bañador, voy sin depilar, .... incluso había uno que no sabia diferenciar entre Canoa y Kayak. Estamos locos o qué... Alguno se lo pensó 2024 veces... Vamos, que el grupo tenía un poquito de miedo, pero nadie se atrevía a tirar la toalla y pedir la suspensión del ejercicio, y menos cuando llegaron nuestros guías con todo el atrezzo para la ocasión, ya sabemos como le gusta disfrazarse a algún Cantibikers.
Ante el pánico de sus rostros, lo primero que hicieron los guías fue garantizarse el cobro del evento, viéndoles, eran perros viejos y olieron el miedo claramente, el siguiente paso fue subir al punto de salida y recibir un master MBA sobre el manejo y seguridad de las canoas, caso especial de este curso fue, Javier. Con el motivo de ser zurdo recibió un entrenamiento personalizado y a medida de sus miedos.
Una vez sacado el título piragüista procedimos a vestirnos, cosa que para alguno no fue fácil, por la dificultad para diferenciar entre del derecho y al revés de un traje de neopreno, y eso que era claramente un profesional del tema.
La entrada al agua fue controlada por los dos guías que llevábamos y que nos acompañarían en toda la ruta, cosa a mi modo de ver totalmente innecesaria, aunque luego descubrí que incluso les habíamos pagado poco... Nada mas entrar en el agua, alguno hizo pleno al quince en su apuesta y confirmó que El Cuerpo, Javier no estaba en su medio, el agua tampoco era lo suyo; este incluso hizo un amago de salir corriendo de la canoa y esperarnos en los coches. Por suerte le convencimos de nos acompañase, que nos lo íbamos a pasar bien, que lo mas difícil ya lo había pasado, aunque creo que no se lo creyó...
Otro aberroncho que claramente tampoco estaba en su
medio era José, desde hoy alias el Trucha, no había pasado ni un minuto desde
su entrada en el agua y ya era literal, estaba dentro del ella, y así fue al
menos cinco veces más... Además, estuvo más tiempo dentro del agua que
encima de la canoa, y eso que el paseo duró casi 5 horas. Tampoco le sirvió de
nada haberse vista la serie entera de
Jara y Sedal , por más que lo intento ni pillo ni una mísera trucha.
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