Tras una noche bastante plácida en la pudimos descansar, nos levantamos con los nervios y el canguelo típico ante cualquier reto a lo desconocido, en cada uno se manifestaba de forma diferente…por ejemplo un servidor se levanta de manera vigorosa y tiene que estar 5 minutillos sentado en la cama hasta que aquello se normaliza y puede ir a ducharse con tranquilidad y sin llamar la atención.
Después de dar buena cuenta del desayuno nos ponemos en marcha y vamos a entregar la furgoneta; cuando llegamos al garaje nuestro querido valladares sin quererlo se convierte en el protagonista de la jornada ya que se da cuenta de que se le ha olvidado el casco en Madrid (aprovecho para decir que después de esto las bromitas típicas de todos los años en el soplao sobre mi despiste con el casco ya no tienen sentido) lo que le hace soltar algún pequeño improperio, nada fuera de lo normal….. con lo que verdaderamente explota es cuando se dispone a manipular las alforjas para colocarlas en la bici y pisa un cierre de estas haciéndolo añicos; ahí…, ahí es donde nuestro querido amigo empieza a escuchar a Miliqui y miliquito con el “Susanita y el Don Pepito” al mismo tiempo que juraba en Arameo (parecido a Curro el día de las Zarzas); después de tranquilizarle entre todos y de mentirle diciéndole que no pasaba nada que estuviera tranquilo, nos pusimos en marcha hacia el Guggenheim donde antes de llegar Berni que se quería hacer el chulito subiendo los bordillos como lo hace un servidor intenta seguirme y se mete la primera y única piña de nuestra aventura Santiaguera.
Una vez realizados los pertinentes comentarios sobre la caída nos hacemos un pequeño reportaje fotográfico en los alrededores del museo (debajo de la araña y en el perrito); seguidamente nos dirigimos a comprar el casquito del niño a un Decartón que había por allí cerca en el que Rodríguez que está en todo aprovechó para sellar las compostelas del grupo. Realizada la gestión nos disponemos a abandonar Bilbao ocupando todos los carriles de circulación, o sea en plan “Herejes”; misión que se complicaría debido a algún pequeño despiste de orientación, lo que provocó que nos dirigiésemos de nuevo al albergue donde habíamos pernoctado con el reventón que eso suponía, aunque nos vino muy bien porque nos quitó “to la tontería” de golpe.
No contentos con esto nos dirigimos a subir el monteAgueda con rampas de hasta el 25 % (tipo monte Aa pero más largo). Antes un servidor hace esperar bastante al grupo debido a las constantes llamadas por parte del trabajo lo cual me amargó un pelín la subida; después de que el grupo me esperase pacientemente continuamos la ascensión y tras atravesar un camino en malas condiciones y bastante empedrado nuestro presidente sufre un pinchazo en la rueda trasera que nos hace perder bastante tiempo, Javier y un servidor nos quedamos a ayudarle y el resto continua para esperarnos en la cima; reparado el pinchazo continuamos hasta encontrarnos con Berni, Víctor y Rodríguez e iniciar todos juntos la bajada hacia Baracaldo, solo perturbada por la presencia de una vaca que realiza un leve giro de cabeza y provoca que nuestro amigo Valladares manche ligeramente el culote (…Y LO SABES), todos nos dimos cuenta pero nadie le hizo ningún comentario al respecto.
Cuando llegamos a Baracaldo les preguntamos a unos chavales con pinta de porretas (vamos que lo eran porque se estaban haciendo un porro en ese momento) y nos dicen que tenemos que ir por el “Biragorri” que vayamos tirando que ahora nos cogen ellos…¡ NO TE FASTIDIA LOS MENDAS!, no teníamos ni puñetera idea de lo que era elBiragorri pero nadie dijo ni mu…unos decían que era un barrio, otros que era el río…al final resultó ser un carril bici, Pues bien a través de este llegamos hasta Portugalete, donde volvemos a preguntar a otro menda con agujeros y aros hasta en la nuca; El sujeto nos pregunta que de donde somos y cuando le respondemos que somos de Madrid cambia el gesto y nos dice “¿ DE MADRID? …UFF ALLÍ HAY GENTE MUY CHUNGA NO?..... BUENO PERO VOSOTROS NO…”
Después del episodio nos paramos a hacer unas fotitos en el puente de Portugalete para posteriormente dirigirnos a Santurce por el lado izquierdo de la ría; desmadre total, pérdida de coordenadas y de cualquier sentido de la orientación, la tropa se amotina de nuevo y le retira la confianza a Rodríguez; tras unos minutos de reflexión y después de que Greesom nos mostrase insistentemente el GPS para, a través de cortinas de humo hacernos creer que no tenía la culpa de los sucesivos despistes, decidimos devolverle la confianza y proseguir ruta.
Era casi la una del mediodía y Rodríguez se percata de que tras 3 horas dando vueltas nos habíamos alejado tan solo 20 kms de Bilbao, por lo que quedaban todavía 70 kms por recorrer; Rodríguez aprieta y nadie dice ni pio, silencio total ante el acongojo general por el retraso; Apretando los dientes y tras subir un nuevo reventón pasamos a la provincia de Santander para llegar a Castro , donde nuestro presidente contacta con un amigo (Gerardo) que nos recomienda un sitio estupendo para comer llamado “La marina” y situado en pleno paseo marítimo.
Tras darnos un atracón de 2 horas de comida y despedirnos de Gerardo…..¡¡¡Mal rollito ¡!!...los primeros tramos en bici son de subida, silencio en el grupo solamente interrumpido por algún sonido característico de una digestión pesada. Nuestro presidente empieza a recordar a Mimo y sus ojos se humedecen …; el grupo le anima y poco a poco vamos recuperando sensaciones positivas.
El trayecto nos lleva por paisajes espectaculares al borde del mar con acantilados de postal donde no podemos evitar pararnos para hacer alguna fotografía. Tras dejar atrás los caminos de costa nos metemos en un continuo sube – baja por carretera,… en una de estas bajadas nuestro querido Víctor, en el afán de realizar la mejor toma posible en una bajada adelanta al presi con la técnica del “crusaito” y está a punto de salirse de una curva con la que no cantaba lo que originó por parte de nuestro querido amigo otra pequeña mancha en el culote…debido al susto sufrió un ataque de amnesia y lo negó todo…menos mal que Rodríguez y yo íbamos detrás y lo presenciamos.
Tras el incidente comenzamos de nuevo a subir otro reventón, encontrándonos con un cartel que indicaba que solo faltaban 5 kms. Para llegar a Laredo. En ese momento Javier se viene arriba y nos adelanta (a Berni, Rodríguez y un servidor) de repente ejecuta a la perfección un gomazoque a todos nos recuerda los mejores momentos de Curro ya que tras el primer adelantamiento se va quedando hasta dejarnos con la pablara en la boca. Finalmente culminamos la subida y comenzamos a bajar a Laredo con unas vistas espectaculares de la playa.
Ya en el pueblo localizamos enseguida el albergue y procedemos a instalarnos en nuestras habitaciones: Rodríguez y el Presi por un lado y Javier, Berni, Víctor y Estévez por otro. La señora que regentaba el albergue (muy maja por cierto) se encarga de acomodarnos en las habitaciones y explicarnos el funcionamiento del mismo y cuando estamos en nuestra habitación me indica donde voy a dormir (que era una especie de pequeño habitáculo a parte), me llama chica y me asigna una toalla de chica color malva, por supuesto nadie hizo ninguna chanza ni se rieron tras el comentario de la señora. Después de este simpático momento nos tomamos las proteínas de recuperación que con todo el cariño del mundo nos había preparado anteriormente Víctor en dosis perfectamente medidas y nos pegamos un buen duchazo; Al salir del albergue para dar una vuelta y cenar, pasamos por delante de la habitación de Rodríguez y el presidente y es cuandonos damos cuenta que habían juntado las camas pero en esta ocasión tampoco nadie hizo ningún comentario al respecto por lo que agachamos la cabeza y proseguimos nuestro camino hacia una opípara cena compuesta por pinchos de todo tipo y raciones varias (recordatorio especial para los pinchos de champiñones).
Lo típico….después de cenar heladito, momento que utiliza Rodríguez para pedirle la cámara de fotos a Víctor,(que la guardaba como oro en paño durante toda la ruta), y tirarla al suelo. Tras unos tímidos gruñidos por parte de Valladares nos fuimos a bajar la pitanza por el paseo marítimo y en seguida de vuelta al albergue para reponernos de una jornada con muchas emociones
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