viernes, 12 de septiembre de 2014

CRÓNICA DE LOS “7 MAGNÍFICOS” EN EL CAMINO DE SANTIAGO:

CAPÍTULO I: VIAJE EN FLAGONETA Y LLEGADA A BILBAO (29.08.2014)



El viernes 29 de septiembre de 2014 6 guerreros de los caminos velaban armas y alforjas en la sede social del club, en la que por vigésima vez se volvieron a pesar y revisar estas ultimas metódicamente dando lugar al asombro de Javier al comprobar que llevando lo mismo que los demás las suyas pesaban un kilo y medio más; o sea que ahí ni Dios dijo la verdad sobre el contenido de sus alforjas.


Después de hacer las comprobaciones de turno nos dispusimos a uniformarnos con las camisetas abstractas que había encargado Víctor; las había de dos tipos: con dos conchas y con una sola concha (no sé porque hay que hacer ese tipo de distinción, lo único que se crea es mal rollo), un servidor pudo comprobar que en su camiseta en principio había 2 conchas pero el camisetero siguiendo instrucciones de Valladares la borró dejando la consiguiente huella en un gesto indigno típico decantibiker veleta.

Nos pusimos en marcha rumbo a Bilbao en la furgoneta capitaneada por nuestro querido presidente en la que como os podéis imaginar no hubo ni un minuto de silencio ya que entre unos y otros llenamos las horas de contenido recordando viejas chanzas y hablando bien del resto de los integrantes del grupo que no habían podido venir por razones que se nos escapaban.


Una de las anécdotas, como no…, que nos emplazó a recordar Valladares fue la culminación del soplao por “elGallu”, el daño que hizo en algunos de los integrantes del grupo y la música de los payasos  (como están ustedes, Susanita, Hola Don Pepito….) que este escuchaba cuando estaba subiendo el Negreo; Finalmente entre todos llegamos a la conclusión de que lo que escuchaba eran los repetidos avisos de la Guardia Civil para que se echara al arcén y se retirase de la carrera al verle en “modo muñeco avanzado “.


Y así, partiéndonos de risa y sin darnos cuenta (el presi no paró ni para mear) llegamos a Bilbao; Rodríguez empieza a poner en práctica sus dotes de orientación y nos hace dar un par de vueltecillas por el extrarradio de la ciudad, lo que origina el primer intento de motín por parte de la tropa (habría más a lo largo del camino) y la consiguiente cascada de opiniones e indicaciones que se daban sin tener ni puñetera idea de donde estábamos como si viviésemos allí toda la vida.


Conseguimos encauzar el rumbo y nos adentramos en el barrio marginal del albergue en el que el Presi da un aviso de alerta al observar que sus habitantes se encontraban en la calle alrededor de bidones con hogueras en su interior (tipo Harlem); el acojone general se apodera del grupo que finalmente y tras infringir todas las normas de tráfico posibles llega aliviado al albergue.


Ya en la recepción del mismo nos pidieron los DNI´s para asignarnos la habitación y cada uno fue soltandolo; INEXPLICABLEMENTE Rodríguez baja la guardia y deja el suyo sin percatarse que varios cantibikers se encuentran al acecho en el mostrador; la primera impresión que nos dio fue que el cachondo había soltado un cromo de “Maguila Gorila”, después de unos segundos de silencio nos dimos cuenta que se trataba de nuestro querido amigo; nadie se rió ni se dijo nada, simplemente nos limitamos a realizar documento gráfico y pasarlo al grupo para que se reflexionase sobre el tema, siempre en plan constructivo.


Una vez repuestos del golpe de efecto de Rodríguez subimos a instalarnos en la habitación (al Presi y a Víctor les toca en literas); tras dejar todo el equipaje decidimos ir a cenar al casco viejo de Bilbao donde nos llama la atención la cantidad de chavalas solas en las terracitas.


La cena fue espectacular, a base de pinchos y bocatas, repitiendo en varias ocasiones y sembrando dudas en el camarero sobre nuestra procedencia ya que la gente de Madrid no devora de esa manera, más tarde le dijimos que éramos de Las Rozas y cantibikers y lo entendió todo.


Regresamos al hotel donde aparcamos convenientemente la furgoneta para evitar cualquier tentativa de robo y cada uno a su camita; noche tranquila sin conciertos de percusión, con alguna que otra incursión al baño pero tranquila………Rodríguez echó de menos a los “tres Cerditos”.

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