Los asistentes ha sido Juan Carlos y su hermano.
Ya estoy de regreso de la mítica subida a la Calderina en su XV edición y os cuento.
Después de un buen madrugón (6:00 de la mañana) y habiendo dejado preparado todo el día anterior, llego a Alcorcón para recoger a mi hermano y proseguir el camino hacia Urda por la A-42 y después de Toledo por la CM-42. Llegamos a Urda a las 8:20 y nos paramos para tomarnos un café en el Restaurante "El Coto".
Ya había un montón de gente haciendo la inscripción, por lo que nos ponemos a la cola. Montadas las bicis nos encaminamos a la salida y como siempre se da una vuelta al pueblo y despertar a los vecinos sorprendidos.
Ya saliendo del pueblo iniciamos una subida rompepiernas, que hace que te sobre toda la ropa que llevas (ingenuo de mi, me puse la chaquetilla). Una vez que cruzamos el río Costerón, tomamos los caminos (con algo de piedra) entre viñedos y campos arados para llegar a la falda de la sierra donde se encuentra la mítica subida la Reventón. Esta vez se toma una variante (en que hora) más larga que nos llevará la mismo punto pero dando un rodeo por caminos llenos de piedras sueltas y con cuatro subiditas, de las cuales pude hacer dos yel resto a patita. Llegados al Reventón (mi hermano me estaba esperando) iniciamos la bajada muy peligrosa por la cantidad de piedra suelta, de hecho se pegó una torta de impresión uno que iba delante sin consecuencias, y nos encaminamos al primer avituallamiento en la Casa de los Forestales, donde descansamos, comimos y bebimos.
Después de la parada nos tocaba iniciar un camino muy fácil a bastante velocidad hasta cruzar la N-401, donde comenzamos un tramo muy rompepiernas lleno de piedra suelta, del cuál salí bastante tocado.
Llegados a la falda de la Calderina (1200 m), donde se pudo repostar agua se inicia la competición de la subida, en la cual sufrí bastante llegando el 106 con 38´ y mi hermano el 50 con 25´. Todo el camino nos hizo un sol de justicia, no corría nada de aire y había piedras hasta en el carnet de identidad. En la cima se pudo tomar bebida isotónica y descansar, para iniciar la vuelta hasta el pueblo, que suponía hacer 5 km de bajada y 10 de camino fácil, pero muy rápidos por lo que las fuerzas ya estaban muy justas.
Llegados al pueblo paramos en un lavadero para lavar las bicis, que tenían mucho polvo y continuamos hasta la meta en la cual nos dieron un regalito recordatorio de la edición. Aunque te puedes duchar en el polideportivo (ya estaban preparando la comida), nos fuimos a la casa de mis padres a ducharnos y cambiarnos. Como estaba mi tío nos fuimos a comer con él a un restaurante.
Una vez en casa veo que tengo el cuerpo para el arrastre, pero a merecido la pena el esfuerzo porque el paisaje era espectacular.
Fotos de la Ruta